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37 y le dijeron:

―Si eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.

38 Resulta que había sobre él un letrero, que decía: «Este es el Rey de los judíos».

39 Uno de los criminales allí colgados empezó a insultarlo:

―¿No eres tú el Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros!

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